domingo, 20 de junio de 2010

Fe-Cal call Capitolio!

Calderón en los Estados Unidos, rodeado de la prensa estadounidense, del capitolio en un momento sumamente intervencionista, de un séquito de más de treinta mexicanos sobresalientes y del peso de un país que se le sale de las manos con un nivel de ingobernabilidad que no se había vivido en décadas.

Barack Obama contraparte estadounidense de nuestro presidente electo Felipe Calderón, lo invita a su país, a su territorio, calderón acepta, y llega abatido física y psicológicamente por llevar nuestro país y nuestro territorio a cuestas. El mismo no sabe qué hacer en un momento tan difícil, su gabinete le aconseja, su partido le aconseja, el pueblo en la víspera le aconseja; el ya no escucha, no escucho ni escuchara nunca. Pero confía o lo intenta, en Obama y su nueva comprometida amistad. Confía en los policías fronterizos, en las leyes migratorias, en la iniciativa Mérida. Intenta sobre todas las cosas, aterrizar sus planes o al menos que no se estrellen o exploten en el aire.

Margarita se despierta para hacerle su desayuno al electo, e informarle de sus deseos y solicitudes, Calderón solo asiente con la cabeza mientras se sacude un poco de pelusa de su hombro izquierdo en un ademán automático. No lee el periódico, ni tampoco prende su blackberry, da tres vueltas a unos pinos en un parque, se agota, toma un baño y se pone su mejor genérico traje. El Capitolio lo espera.

No deberíamos esperar tanto de la visita del presidente a los Estados Unidos, cuantas veces no se ha hecho antes y míranos. Son otros tiempos, Obama es un presidente diferente. Obama tiene atada las manos, los pies y lo ahorcan en los medios. Obama llamo discriminatoria a la “Ley Arizona”. La Gobernadora no lo ve así.

¿Quiénes irán como comitiva a su visita a los Estados Unidos Señor? El presidente toma una servilleta llena de ambos lados con tinta indeleble, y se la entrega a su secretario particular. ¿De qué asuntos preferiría que no se hablara señor? El presidente, apaga su puro y mientras exhala el humo le explica de la situación por la que está pasando el país y de las medidas a veces extremas que se deben de tomar.

El avión presidencial va lleno y con un ambiente bastante ameno y jovial. Si volteas por la ventana del lado derecho veras pasar armas de cualquier calibre que te imagines y capital en todas sus variables hacia el Sur. Del otro lado del avión puedes ver como narcotraficantes con la cabeza gacha van directo hacia los Estados Unidos a protegerse y charlar, y si volteas hacia abajo, en la frontera se ven los narcotúneles y la gente caminando en el desierto de Arizona. Calderón se sirve una copa y le sube un poco al aire acondicionado.

Su discurso en la casa blanca, se ve opacado por un Obama carismático y preciso, rating. Calderón se muestra un poco apático e inconsistente. Cabe mencionar que se niega a subirse a un banquito para disimular su altura, manteniéndose digno ante los asuntos importantes como este. La prensa es bondadosa al igual que el reporte climático.

La visita al Capitolio fue literalmente plausible, y solo eso. Se hablo del tráfico de armas, de la guerra contra el narcotráfico, de la ley Arizona, del TLC, de la oposición obstacularizadora en el congreso de México. Pero solo eso, se hablo y nada más, no se ahondo en ningún tema y se manejo de la manera más cómoda, para recibir el aplauso, el cual se obtuvo y de pie a fin de cuentas.

Calderón despierta en los pinos, siente un poco de nostalgia, pero se siente contento hoy, se avecinan buenos tiempos para México, se dice a si mismo mientras se sirve una copa de whisky e intenta sonreír

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